"¡Que bonito día!", te escucho decir
y mis ojos se abren
dejando entrar luz,
color y belleza en mí.
La luz, el color y la belleza
que emites, que se refleja,
embriagando los sentidos,
en toda la creación.
Porque el día es bonito por ti,
porque lo ves con tus ojos,
porque lo dices con tu boca,
porque lo piensas con tu mente,
porque lo comunicas y lo haces real,
porque estás tú para presenciarlo
y estoy yo para presenciarte a ti.
El sol de carne y hueso,
que da vida a mi mundo,
que me permite ver lo que para ti
es evidente.
Aquí estoy esperando que mañana
sea un bonito día.
Aquí estoy esperándote.
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