
Hoy es el día en que mi amada mujer nació, hace ya 19 otoños. Apenas le vi, como un susurro clandestino que intenta llegar a oidos confiables, pero le vi. Brillaba, siempre brilla. Estoy cansado, muy cansado, y esta noche soñaré con un mundo justo, como me pediste. Ese mundo justo no está muy repleto. Te tiene a ti, a mí, a nuestro futuro hogar y a nuestros aún no nacidos hijos. Una niña y un niño, tal vez dos niñas, tal vez dos niños, tal vez treinta de cada uno, mientras sea contigo, no importa cuantos, todos tendrán a la mejor madre de todas. Una que siempre les recibirá con una sonrisa y hará volcanes de puré de patatas, cada uno mejor que el anterior. Yo me dormiré y levantaré temprano escribiendo cada día un libro por cada uno de tus lunares.
10/9 siempre ha sido mi tamaño de sombrero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario