Quisiera poder soñar
Pero el sueño murió,
ayer, o anteayer
en un mundo secreto;
nadie se enteró de su deceso,
pues ocupaban su tiempo en otros horizontes
muy alejados del sueño. Enajenados.
No le vieron sonreír y marchar
entre una nube de polvo amarillento
y vientos que surgían de ningún lugar,
adentrándose en la boca del destino
para no volver…
Y así como no vieron la muerte del
sueño,
Aquellos ojos fallecidos, que ya no
captan luz
dejaron de ver lo que sucedía
sumergidos en el vacío
de una modernidad sin recuerdo.